La tortuga roja (The Red Turtle)

Esta historia sin palabras sobre un náufrago varado, magníficamente animada, rinde homenaje a lo más importante de la vida: el compañerismo, el amor, la familia y el cuidado de la naturaleza. El hombre de la isla empieza como Tom Hanks en Cast Away, desesperado por salir de la isla. Pero a diferencia de otras historias de héroes náufragos, este protagonista pierde su compulsión por escapar una vez que aparece mágicamente un compañero. En ese momento, la isla, como la tortuga, pasa de ser algo aterrador e incluso depredador a algo hermoso y acogedor: un hogar en lugar de una prisión.

Está claro por qué el director Michael Dudok de Wit consiguió impresionar al Studio Ghibli para que produjera su primera película. Sí, no tiene palabras (aunque hay un montón de pequeños gemidos, gruñidos y sonidos), pero sigue siendo increíblemente expresiva. La animación es impresionante: Las evocadoras expresiones de los rostros de los tres personajes, la viveza del paisaje marino y los pequeños gestos de los humanos entre sí y con las criaturas marinas que comparten su isla son encantadores. La última tercera parte de The Red Turtle resonará especialmente bien entre los padres, al ser testigos de la inevitable manera en que el hijo quiere abrir las alas y volar. Algunos espectadores se fijarán en la forma realista y mágica en que la tortuga que el hombre mató se convirtió en la mujer a la que amó el resto de su vida, pero en realidad es un tributo adecuado a cómo el amor puede surgir incluso de las circunstancias más sombrías.