Okko. El hostal y sus fantasmas (Okko's Inn)

Se trata de una dulce historia de fantasmas, vívidamente animada, que muestra la muerte y el dolor desde el punto de vista de un niño. Las películas familiares suelen incluir la muerte de uno de los padres, pero son pocas las que tratan realmente de esa profunda pérdida. Al principio, tras la tragedia de Okko, tampoco parece que esta película vaya a tratar de eso. Okko se presenta en la posada de su abuela en la turística ciudad rural de Hananoya, y realmente no se habla de sus padres. Pero entonces conoce a dos jóvenes espíritus llenos de energía que se convierten en sus amigos y la ayudan a aceptar su nueva vida. Okko sigue teniendo experiencias felices con sus padres en sus fantasías, siempre diciendo: "No están muertos, ¿verdad?". Okko sabe que sus padres ya no viven, pero no tiene la sensación de que se fueron por un tiempo. Deben de seguir aquí, porque no puede imaginarse la vida sin ellos. Los pequeños fantasmas que juegan con ella son su sistema de apoyo, la ayudan a adaptarse a su nueva vida, le reconfortan y le aseguran que un alma sigue existiendo en un más allá que no es horrible. Mientras tanto, Okko se entretiene ayudando a su abuela, aprendiendo un oficio y dándose cuenta de que es una fuerza positiva en la vida de los demás, todo ello para alejarla de su propia tristeza.

Cuando Okko se da cuenta de que sus padres no van a volver, la sensación que tiene es abrumadora. Dado lo ligera que es la película hasta ese momento, los espectadores pueden sorprenderse al descubrir que ellos también lloran con Okko. Pero también hemos vivido el proceso de Okko y sabemos, al igual que ella, que todo va a salir bien. Para ser una película familiar sobre la muerte, es mucho más ligera, alegre y colorida de lo que cabría esperar. Puede que Okko's Inn no transmita un mensaje, pero lo que transmite es comprensión.