Poupelle of Chimney Town

El debut en la dirección steampunk del animador japonés Yusuke Hirota es un tributo conmovedor y accesible al legado, la naturaleza y las amistades inesperadas. Es posible que los espectadores no comprendan de inmediato qué le ocurrió a Chimney Town para que su infraestructura dependiera por completo de edificios que crearon una capa de humo tan espesa que el cielo natural no es visible (ni creíble). Pero esa falta de construcción del mundo es lo mejor para que todo el mundo pueda centrarse en la naciente amistad entre Lubicchi y Poupelle, que es como el Espantapájaros del Mago de Oz mezclado con WALL-E y el Escarabajo de Kubo and the two strings. Su amistad no sólo es dulce, sino que también nos recuerda lo mucho que pueden cambiar una persona, un equipo y una historia.

Aunque la ambientación de la película es oscura, la animación es brillante, los espectadores encontrarán algo interesante en que fijarse en cada escena. Como la mayoría de las aventuras en las que interviene un personaje parcialmente huérfano en una misión, la historia capitaliza la idea de que Lubicchi es un héroe "elegido" que necesita creer en sí mismo (y en las enseñanzas de su padre) para salvar la situación, con la ayuda de su nuevo amigo y mentor. Hirota y el equipo de STUDIO4C exploran brevemente temas serios sobre el capitalismo, el acaparamiento de recursos, las sociedades tiránicas y los páramos medioambientales, pero no son lo bastante profundos como para desviar la atención del deseo de Lubicchi y Poupelle de encontrar y compartir las estrellas con los habitantes de Chimney Town. La primera película de Hirota es un buen indicador de que tiene más historias conmovedoras que compartir.